Cuando el amor se confunde con demonios

En la Cartagena (Colombia) del siglo XVIII las supersticiones de los esclavos y el dominio religioso creaban una atmósfera ecléctica donde lo real, lo mágico y la fe desvirtuaban cualquier suceso que aconteciese entre sus calles.

Es bajo este escenario, que el autor colombiano Gabriel García Márquez desarrolla la novela Del Amor y Otros Demonios (1994), el origen de esta obra sucede cuando en designación de reportero cubre le exhumación de los cuerpos del antiguo Convento de Santa Clara y entre las criptas yace el cuerpo de una niña de 12 años, una cabellera de 22 metros de largo de un cobrizo brillante se desborda del cráneo infantil; son los restos de Sierva María de Todos los Ángeles, protagonista de esta historia entreverada de amor y superstición.

EL DESPOJO DEL QUERER

La vida de marquesa, conlleva en el título un toque de lujo y educación con apego europeo, sin embargo, esa no fue la historia de Sierva María, a quien desde niña el amor de padres le fue negado por la repulsión que ambos sentían hacía ella, no precisamente por su persona, sino por el odio que entre ellos sentían y el reflejo de personalidad que se plasmaba en su hija.

Fue así que Sierva María creció entre los jardines de su hogar y bajo el cuidado de los esclavos de origen africano, se embebió de su cultura, degollaba animales con avidez, hablaba tres lenguas africanas y poesía una cabellera tan abundante y preciosa, como la de un rosal en plena floración.

EL DEMONIO QUE LA DEVORÓ

El declive para Sierva María sucede cuando un perro rabioso la muerde entre los mercados de esclavos, sus altas fiebres, los delirios y la falta de diagnóstico concreto la llevan a su reclusión en el convento de Santa Clara, por órdenes de Obispo de Cartagena, quien cree firmemente que la niña está poseída.

Sus costumbres de origen africana ocasionan la repulsión de las monjas, quienes la enclaustran en celda para la cura del demonio que habita en su interior, es en este punto cuando aparece el padre Cayetano Delauro, encomendado a sus exorcismos y quien, lejano a una repulsión por la niña se ve envuelto en su misterio e inocencia.

Un romance prohibido toca a la puerta, y la lucha de fe y carnalidad son expuestos en estos dos personajes que te hacen viajar entre discursos y escenarios plagados de un amor sin tabúes.