UN SUEÑO HECHO REALIDAD: MONT SAINT MICHEL

Hay postales que te dejan sin aliento, y una de ellas es la que ofrece el Mont Saint Michel, una pequeña isla ubicada en Normandía, Francia. Algo que resulta fascinante es que está rodeada por una extensa bahía que experimenta algunas de las mareas más grandes de Europa. Durante la marea alta, el Mont Saint Michel se convierte en una isla, mientras que durante la marea baja, es posible acceder a ella caminando, en bicicleta o en autobús.

Actualmente, es una de las atracciones turísticas más importantes y visitadas de Francia, y no es para menos, la postal con la que recibe a sus viajeros es simplemente extraordinaria, con una abadía (monasterio o convento cristiano) gótica en la cima, torres y murallas medievales. Además, está rodeada por un pintoresco pueblo de estrechas callecitas adoquinadas y casas antiguas.

LA FANTASÍA QUE CAMBIÓ TODO

Resulta intrigante pensar en cómo hicieron posible esta construcción, y la verdad es que su historia es aún más fascinante de lo que podrías imaginar, ya que hay quienes aseguran que fue producto de un sueño, y la leyenda, va más o menos así…

Dicen que la historia del Mont Saint Michel comenzó en el año 708, después de que el Arcángel San Miguel se le apareciera tres veces en sueños al obispo Aubert, pidiéndole que construyera un santuario en su honor, y fue así como se inició con la edificación del santuario.

Más tarde, en el año 966, llegaron los monjes benedictinos, mismos que construyeron una iglesia románica, logrando con ello que el Mont Saint Michel se convirtiera en un lugar de peregrinación imprescindible en todo el Occidente cristiano, quienes iban a pedir a San Miguel protección y salvación para sus almas.

DE CENTRO RELIGIOSO A PRISIÓN

A partir del siglo XVII, la abadía empezó a convertirse en una prisión, ya que tuvieron que recibir a presos que fueron encarcelados bajo el sistema de las lettres de cachet (básicamente, una orden emitida por el rey, cuya decisión no admitía derecho a réplica, y los acusados iban directamente a prisión… o al manicomio).

Fue así como el Mont Saint Michel fue llamado “la bastilla de los mares”, convirtiéndose en el siglo XIX en la prisión central, lo que conllevó a una remodelación de sus instalaciones para poder acoger al mayor número de presos políticos.

A pesar de este radical cambio, el convertirse en prisión fue justamente lo que hizo que la abadía no fuera destruida.

En 1979, la UNESCO declaró el Mont Saint Michel como Patrimonio de la Humanidad, ya que su construcción es considerada una obra maestra de la Edad Media.

VIAJE EN EL TIEMPO

No fue sino hasta en 1863 cuando la prisión cerró sus puertas definitivamente, y a partir de ahí, iniciaron las labores de reconstrucción en un intento por salvarla.

Además, en 1874 la abadía fue clasificada como Monumento Histórico, y más tarde, como Patrimonio de la Humanidad. A partir de 1969 la abadía fue nuevamente habitada por monjes benedictinos. Actualmente, allí residen una docena de monjes y monjas.

Visitar este monumento es una experiencia satisfactoria e intrigante, sus muros de piedra tienen una historia por contar, y estar ahí es como emprender un viaje a través de sus mil años de existencia. Algo más por resaltar, es que las vistas que ofrece te dejan sin aliento; el más claro ejemplo, es la panorámica que puedes disfrutar desde su cima, al tener una vista completa de la bahía.