UNA CIUDAD ENCAPSULADA EN EL TIEMPO: LA HABANA, CUBA

Una vez leía que “La Habana no se olvida ni se supera jamás”, una afirmación que deseché casi al instante, sin embargo la inquietud se mantenía, quería conocer y descubrir qué tan maravillosa y sorprendente era esta ciudad para hacer semejante aseveración… hasta que lo hice y entendí el por qué.

La Habana es un destino en el Caribe que despierta la curiosidad de los viajeros por sus fascinantes contrastes que te llevan de playas paradisíacas con distintas tonalidades de azul que resultan difíciles de describir, hasta el centro de la ciudad que transcurre entre monumentos históricos, autos clásicos, mojitos, habanos y el ritmo de sus sones.

UN TRAGO DE HISTORIA

La inquietud era tanta que antes de emprender la aventura decidí informarme un poco, descubriendo que la capital cubana ¡es la ciudad más poblada del país con más de dos millones de habitantes! Tiene una rica cultura, tradiciones e historia que se remonta al 16 de noviembre de 1519, fecha en la que el conquistador Diego Velázquez de Cuéllar, a nombre de los reyes de España, dio por fundada la sexta villa de la isla: San Cristóbal de La Habana.

DONDE TODO INICIÓ

La villa tenía una ubicación privilegiada frente a la bahía, y fue precisamente éste uno de los motivos que la hicieron perecer ataques piratas, hasta que en 1561, por órdenes de la corona española deciden construir grandes fortalezas para evitar los saqueos de los corsarios y poder atracar ahí sus naves. Aún es posible apreciar construcciones de esta época, como el Castillo del Morro o el Castillo de la Real Fuerza.

Después de haber “puesto a la ciudad a salvo”, vino una época de reconstrucción en la que se edificaron importantes construcciones que siguen en pie para dar muestra de su pasado, como la Iglesia de San Francisco de Asís, la ermita del Humilladero, el monasterio de Santa Teresa, el convento de San Felipe Neri, y la Real y Pontificia Universidad de San Jerónimo en el convento de San Juan de Letrán. Sitios que por supuesto quería conocer.

ENCANTO COLONIAL

Así que una vez en la ciudad, una de las primeras paradas fue en La Habana Vieja, cuyo Centro Histórico fue declarado en 1982 como Patrimonio Mundial por la UNESCO debido a su arquitectura, urbanismo y autenticidad.

Y sí, la mejor manera de conocer esta parte fue paseando por sus calles coloridas, callejones y haciendo algunas paradas en aquellos espacios que resultaban fascinantes, como el Museo de la Ciudad, el Museo de Arte Colonial, la Plaza de Armas, la Catedral de San Cristóbal de La Habana, el Convento de San Francisco de Asís o el Castillo de la Real Fuerza.

UNA VIDA COSMOPOLITA

En la otra cara de la ciudad puedes encontrar su faceta más moderna, esto resulta palpable sobre todo cuando te diriges al centro de la ciudad. Eso sí, te adelantamos que aquí es donde los contrastes se intensifican pero es precisamente lo que más te cautiva.

Otra de las particularidades, es que por sus calles podrás observar decenas de autos clásicos de varios colores, que si tienes oportunidad, ¡súbete y anda a conocer la ciudad! Un recorrido panorámico te llevará a la Plaza de la Revolución con su icónico mural del Che Guevara y Camino Cienfuegos; al Memorial José Martí, junto al obelisco que tiene el mirador con ¡el punto más alto de la ciudad y vistas impresionantes! Su antiguo Palacio Presidencial, el Museo de la Revolución, y por supuesto, ¡su impresionante Capitolio Nacional!

¿Y LOS MOJITOS?

Si hay algo por lo que es famoso el país ¡es por sus cócteles! Otra cosa que tienes que saber es que en la Calle Obispo se encuentra ¡el famoso restaurante Floridita, cuna del daiquirí!

Es un restaurante y bar que lleva operando desde 1817 y tomó popularidad gracias al escritor y periodista Ernest Hemingway.

Y si hablamos de lugares reconocidos por sus bebidas espirituosas, otro de los más conocidos es ¡La Bodeguita del Medio! Uno de los mejores e icónicos sitios para tomarse un mojito y tener un acercamiento con la cultura local, ya que podrás degustar comida criolla, con música cubana, ritmos de salsa, mambo y mucha rumba.

Cada uno de los barrios en los que se divide la ciudad albergan cualidades únicas, y es quizá esa una de las razones por las que la frase del principio toma tanto sentido, porque La Habana, ¡no se olvida ni se supera!