POSADAS, ESPÍRITU NAVIDEÑO

Se acerca el fin de año y eso solo puede significar una cosa, ¡la Navidad está por llegar! El viento frío, el olor a ponche caliente, las lucecitas y el colorido que inunda las casas y calles crean todo el ambiente para festejar.

Pero si hay algo en lo que nos distinguimos los mexicanos es en crear celebraciones únicas, como las posadas, una tradición navideña típica de México que inicia nueve días antes de Navidad.

Seguramente cada año las vives e incluso organizas alguna con tus amigos o familia, pero, ¿sabes cuál es el origen? ¡Aquí te contamos más!

UN POCO DE HISTORIA PARA CELEBRAR

Las posadas son un sincretismo entre tradiciones precolombinas y la religión cristiana. Todo inicia con la conquista de los españoles y sus “misas de aguinaldo”.

Pero antes de contarte más sobre ello, tienes que saber que los Aztecas tenían su propia costumbre que consistía en honrar la llegada de su dios Huitzilopochtli durante el mes del “Panquetzaliztli” o sea, diciembre.

Iniciaba el día 06 del último mes del año y se extendía 20 días, en los cuales solían colocar banderas en árboles frutales y estandartes en el templo principal donde el pueblo se congregaba para esperar la llegada del solsticio de verano. El día 24 por la noche y en el transcurso del 25 hacían festejos en sus casas donde ofrecían comida a sus invitados y unas estatuas pequeñas de pasta llamadas “tzoatl”.

Por su parte, los españoles tenían sus misas de aguinaldo celebradas del 16 al 24 de diciembre. En las ceremonias se leían pasajes y realizaban presentaciones alusivas a la Natividad, lo que actualmente conocemos como pastorelas, ¿y sabes qué eran los aguinaldos? pequeños regalos que se daban a los asistentes, usualmente eran frutas.

LA TRADICIÓN

Ahora sí, es momento de conocer el origen de las posadas mexicanas.

Luego de la Independencia estas costumbres estuvieron a punto de desaparecer, pero fue gracias a que algunas familias decidieron replicar y combinar estas celebraciones como surgen lo que hoy conocemos como posadas. ¿Imaginas perderte de todo el colorido, cánticos y alegría que traen consigo?

A través del tiempo esta celebración se ha ido modificando y agregando elementos emblemáticos, como las luces, piñatas y antojitos para consentir al paladar

ELEMENTOS QUE NO PUEDEN FALTAR

Hay ingredientes que tienen que estar presentes en estas festividades y el ponche de frutas es uno de ellos, su sabor es la combinación de frutas de temporada como caña de azúcar, manzana, guayaba, tejocotes, jamaica, canela, entre otras, y resulta la fórmula perfecta para combatir el frío.

Hablamos ya de la bebida, pero ¿y la comida? Lo más tradicional son los tamales (de todos los tamaños y sabores), además de crujientes buñuelos y por qué no, pan dulce también.

No quiero oro ni quiero plata, yo lo que quiero es romper la piñata ¿quién no ha escuchado esta canción?

La piñata tiene un significado especial, simboliza el triunfo de la fe sobre el mal. Tiene siete picos que representan cada pecado capital y romperla significa triunfar sobre ellos. Por su parte, los dulces y frutas representan bendiciones por las buenas acciones.

Afina la garganta que una posada sin villancicos no es posada.

Usualmente estos cánticos se hacen al momento de pedir posada. Se acostumbra a que los Santos peregrinos (representaciones de Jesús y María) vayan al frente y el resto de personas tras de ellos con velas y cánticos como: “campana sobre campana”, “los peces en el río” y más.